Una reflexión de Gypsy

“Crecí en el bosque, fuera de la red y tuve una infancia muy física. No soy ajeno al trabajo duro, así que sé cómo ser resiliente físicamente, pero este año luché por ser resiliente emocional. Mantener y hacer crecer mis relaciones personales y adaptarme al espacio compartido, las restricciones de viaje y el distanciamiento físico han requerido una inmensa cantidad de fluidez emocional. Una habilidad que consideraba bien desarrollada dentro de mí, o eso creía.  

El título de mi exposición actual es Fluido: una exploración de la identidad. En pocas palabras, la definición de fluido es una sustancia que no tiene una forma fija y cede fácilmente a la presión externa. Todas mis pinturas contienen ejemplos de atributos físicos fluidos. Sin embargo, en un ser humano la fluidez es en realidad una capacidad psicológica y emocional, más que un estado físico.  

Nuestra identidad etiquetada y categorizada a menudo está formada por estándares y normas sociales externos y nuestra identidad personal real se forma a través de la experiencia interna, por lo que, según esta evaluación, todos existimos en un estado fluido, fluctuando constantemente entre los dos conceptos. El impacto emocional que esto tiene en alguien es inconmensurable. En realidad, sólo lo conoce el individuo. Cuanta más fluidez uno debe ejercitar, más energía se gasta y más agotador emocional y psicológicamente puede ser. Soportar, navegar, madurar y dominar este diálogo interno, con gracia e ingenio intactos, es la definición de resiliencia”.